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El blockchain es una de las tecnologías más disruptivas y la ciberseguridad es uno de los sectores que más se pueden beneficiar de ella. Vivimos en la era de los datos y las empresas cada día son más vulnerables al ataque de los ciberdelicuentes, especialmente cuando, según Deloitte, el 70% de las empresas de más de 1.000 empleados en España no cuenta ni con una decena de personas dedicadas específicamente a la ciberseguridad.

Pese a que mucha gente desconoce lo que significa el término blockchain,está llamado a cambiar muchos procesos y formas de trabajar de compañías y economías en general. La firma PwC afirma que el blockchain tiene el potencial de añadir 1,76 billones de dólares a la economía global en 2030, así como la capacidad de impulsar el desarrollo de 40.000 millones de empleos en el mundo.

Como tantas otras tecnologías disruptivas, nos encontramos ante los albores de la adopción de sus herramientas y capacidades. Además, las instituciones especializadas, como la escuela de negocios digital ISDI, tienen ahora la responsabilidad de formar a los futuros profesionales de este ecosistema, que demanda expertos para implementar el blockchain en grandes compañías y pequeñas empresas.

¿Qué es el blockchain?

El blockchain es una tecnología disruptiva que surge con el origen de las criptomonedas, en concreto con el Bitcoin en 2008. Como indica este anglicismo, es una “cadena de bloques” en una red de pares como un registro distribuido. Dicho de otra forma, el blockchain es una tecnología que permite que haya un registro de datos descentralizado, distribuido y muchas veces público.

Para entenderlo mejor, tenemos que imaginar casos concretos: por ejemplo, cuando guardamos datos en nuestro disco duro o en un USB, esos datos están ubicados en un solo lugar y con un único dueño. Más tarde se implantó la tecnología cloud, o de almacenamiento en la nube, que permite que aunque los datos no estén en nuestro ordenador o en un centro de datos en la empresa, estos datos se alojen en grandes granjas de servidores remotamente, pongamos en California, EE.UU.

Sin embargo, el blockchain permite que esos datos estén distribuidos entre muchos usuarios. Realmente, cada usuario cuenta con una copia de esa cadena. Pero existe una sincronía entre ellas. Esa inmutabilidad compartida es también una ‘cara B’: es difícil de modificar o ineficiente si todos tienen que cambiar una pequeña parte.

Además, visto de otra forma, hoy Internet funciona de tal manera que nos comunicamos entre usuarios, de A a B, utilizando pasarelas de pago (de entidades bancarias) si hay transacciones económicas entre medias. Con el blockchain se pone a prueba otro modelo, en el que entran en juego esas bases de datos abiertas y descentralizadas.

Principales ventajas:

  • La autenticidad del proceso puede ser verificada por todos porque los datos no están en un lugar único sino compartido.
  • La propiedad está distribuida y la confianza crece por no existir monopolios de gestión.
  • El Foro Económico Mundial habla de que “en diez años podría servir para recolectar impuestos” y “el fraude económico será significativamente reducido debido a que las transacciones se recogen en un registro público y distribuido”.

Pese a que el blockchain está aquí para quedarse y ofrece numerosas ventajas, no todo es positivo en su despliegue. Por ejemplo, su carácter disruptivo hace que sea complejo de implementar si buscamos resultados efectivos.

Ciberseguridad y blockchain: dos aliados perfectos

El blockchain no es una tecnología vinculada directamente con la seguridad de los datos, sino que su verdadera esencia hace que se menos hackeable. En primer lugar, porque su propia estructura previene de la aparición de muchos de los riesgos que aprovechan los ciberdelicuentes.

Cada uno de los bloques de las cadenas de información de las que consta el blockchain contiene información y un número identificativo que se conoce como hash y que supone el código diferenciador de ese bloque concreto en la cadena. Además, estos bloques contienen el número del bloque anterior para elaborar esa cadena continuada.

Esta tecnología previene de los ataques malintencionados precisamente por dos motivos: al estar descentralizado, muchos propietarios pueden ser conscientes del intento de manipulación de una parte, a diferencia de los datos alojados en un único lugar. Aparte, y más importante, es que el hashviene determinado por la información contenida en el bloque y se cambia automáticamente si la información se modula. Por eso, si se altera una parte, la cadena no encaja y todos los propietarios serán alertados.

Otras características que hacen el blockchain más seguro

Aparte del almacenamiento de datos descentralizado, que ya hemos comentado arriba, existen otras características que hacen que esta tecnología provea un entorno más seguro. Por ejemplo, el de la encriptación: los algoritmos criptográficos y las funciones del hash, como vimos anteriormente, facilitan que la información sea más segura únicamente por la naturaleza del medio.

Adicionalmente, el llamado “mecanismo de consenso” es un método de autenticar y validar un valor o transacción en una cadena de bloques sin la necesidad de confiar en una autoridad central. Estos mecanismos evolucionan y se rigen por protocolos con una gran diversidad de algoritmos para construir consenso basados en requerimientos como rendimiento, consistencia, gobernanza o capacidad de datos. Es un set de reglas que mantiene la coherencia entre los nodos participantes. Por eso, la manipulación de uno solo es motivo de conflicto y alerta de seguridad.

Más razones por las que el blockchain es más seguro

Además de las características propias, existen numerosas aplicaciones del blockchain para sacar un gran partido en ciberseguridad. Por ejemplo:

  • Mensajería privada segura: el social commerce(la compra de productos y servicios a través de redes sociales) está en auge y ya no solo compartimos conversaciones, sino elementos sensibles. Hoy en día se utiliza la encriptación end-to-end en la mayoría de redes, pero no es suficiente para bloquear ciberataques que se masivos a redes como Facebook o Twitter. En un futuro no muy lejano, el blockchain puede participar en asegurar los datos de los usuarios si se utiliza como un protocolo estandarizado de seguridad en redes y plataformas de mensajería digital.
  • Mejorar los dispositivos de Internet de las Cosas (IoT): Para 2025 se espera que tengamos casi 31.000 millones de dispositivos conectados en el mundo, sin duda otra brecha para los ciberdelicuentes y es todavía más preocupante si podemos ver nuestro hogar atacado. La administración descentralizada favorece la alarma en el sistema si existen comandos sospechosos.
  • Blockchains privados y públicos: un de los grandes alicientes del blockchain es su capacidad de ser público para todos los miembros y, en ocasiones, puede ser abierto a todo el que quiera consultarlo. No obstante, también existen versiones privadas en las que los usuarios verifican las transacciones, lo que a su vez obliga a más controles de acceso e identidad.

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Fotos | Unsplash: CHUTTERSNAP, NASA, Launchpresso